En las últimas semanas hemos sido testigos de la caída del precio del dólar. El tipo de cambio ha llegado hasta las 17.10 unidades por dólar, su valor más bajo en los últimos 7 años.
Este evento, estaría afectando a la agricultura mexicana, especialmente al sector del maíz que actualmente se enfrenta a la baja del precio del grano, la desaparición de los esquemas de apoyo y la falta de coberturas.
Aunado a esto, la semana pasado se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la imposición de un arancel del 50% para la importación del maíz blanco harinero, y se extendió la imposición de un gravamen del 50% a la exportación del maíz blanco harinero.
Esto tendría como consecuencia que el sector pecuario solo compraría el grano mexicano si es competitivo con el precio del maíz amarillo que es importado. Además, el sector tortillero tendría que comprar el maíz blanco a precio de mercado y distribuirlo por todo el país, lo que reduciría su competitividad y generaría costos muy altos con respecto al maíz importado.
Asimismo, los aranceles a las exportaciones incrementarían los precios para los clientes del maíz blanco mexicano como lo son Venezuela y Guatemala, países que ante esta situación, podrían optar por cambiar de proveedor.
Todos estos escenarios son contraproducentes para el sector, pues lejos de darle una solución al problema que vive actualmente, tendría que sobrevivir a nuevos retos, el más importante, el aumento de las importaciones del maíz amarillo. Recordemos que en 2022, según datos del Departamento de Comercio de Estados Unidos, nuestro país batió récord en importaciones agroalimentarias desde el país vecino del norte con un valor de 28,190 millones de dólares.
La mayor importación de México en el 2022 fue el maíz con un total de 4,978 millones de dólares, seguido de la soya con 4,640 millones de dólares y la carne de cerdo con 1,736 millones de dólares.
Comentarios